COLEGIO CATÓLICO "LUGAR DE EVANGELIZACIÓN"

12.11.2013 19:26
2. EL COLEGIO CATÓLICO: LUGAR DE EVANGELIZACIÓN
 
El Colegio católico tiene su razón de ser en cuanto es una plataforma de evangelización y una plataforma especialmente eficaz. Lo cual no significa, desde luego , que todos los colegios católicos estén evangelizando de hecho.
 
La transmisión de la fe en el colegio católico. 
 
El clima socio-cultural imperante de la sociedad actual hace que a menudo el colegio católico sea el único lugar donde se puede hacer una propuesta clara y explícita de la fe cristiana a quienes no acuden a los templos. Actualmente la familia y los medios de comunicación social no lo propician.
Esa ausencia de otras plataformas para transmitir o educar en la fe sería un argumento a favor de la importancia pastoral del colegio católico, pero es también su mayor debilidad , puesto que la acción del colegio no se ve reforzada por otras instancias. 
 
El colegio católico cuenta con cuatro factores a su favor para la transmisión de la fe:
 
1. Es un agente de socialización religiosa:
 
Con el término "socialización" designamos el proceso mediante el cual un grupo social transmite a sus nuevos miembros los valores, normas, actitudes y comportamientos que le caracterizan. Socialización religiosa será, por tanto, el proceso por el cual cada generación de cristianos transmite a la siguiente la fe de Jesucristo.
 
 Importancia: Todo grupo que no transmite sus valores está en trance de suicidio. Todo grupo pervive en la medida que sabe ganarse a la generación siguiente. Y hoy constatamos que no conseguimos convencer a los niños y a los adolescentes del valor de la fe cristiana. ¡Cuánto más a los adultos!
 
 Modo: No se realiza mediante acciones específicas programadas para el caso sino de forma permanente y por vía de impregnación . Solo de vez en cuando necesita de la palabra para su esclarecimiento, Por eso a menudo los miembros del grupo no son conscientes de estar llevándola a cabo.
 
 Agentes: Los principales agentes de socialización son la familia , la escuela y los MCS. En el pasado no muy lejano, lo normal era que todos esos agentes transmitían convicciones religiosas coincidentes y que éstas eran asumidas con naturalidad. Hoy puede ocurrir que los diferentes agentes transmiten mensajes diferentes y contradictorios sobre el hecho religioso o, incluso, que no transmitan ningún mensaje.
 
 Reto: Ninguno percibe la realidad tan como es en sí misma, sino tal como la interpretan quienes nos rodean. Aunque nos resulte una verdad incomoda, el hecho es que casi siempre elegimos nuestros dioses al elegir nuestros amigos. Eso significa que la fe cristiana podría llegar a ser inaccesible a las nuevas generaciones si éstas tuvieran que vivir en un ambiente donde dicha fe no se cotiza en absoluto. De ahí la importancia de una comunidad educativa - no de "francotiradores"- que la viva con naturalidad y la transmita por impregnación. Por eso para que el colegio católico sea agente de socialización religiosa no basta con que los profesores respeten el ideario; es necesario que vivan personalmente el Evangelio. 
 
En este aspecto la influencia de los profesores laicos en la transmisión de la fe puede ser mayor, o al menos más impactante, que la de los mismos religiosos.
 
2. Dispone de un plan sistemático para educar en la fe. 
 
La socialización, como proceso pasivo e incluso inconsciente, no basta para evangelizar. Necesita complementarse con una educación de la fe que capacite para optar con libertad y posibilite la maduración de actitudes profundas.
 
 Reto: A este respecto el colegio católico puede dar diversas respuestas:
 
1) La Enseñanza religiosa escolar, la cual es para todos - creyentes y no creyentes- a condición de que se respete su carácter propio , distinto de la catequesis. La ERE debe transmitirse precisamente como saber, como ciencia, para , desde ahí, dialogar con otros saberes. La ERE es así una "asignatura".
 
2) Simultáneamente, a quienes desean madurar en la fe habrá que ofrecerles una buena catequesis. "A quienes deseen...", porque "la catequesis es inútil cuando falta una mínima atracción hacia Jesucristo, cuando no ha recibido aún el don de la conversión. Abonar y regar una maceta no hace crecer la planta si lo que le falta es la semilla" (A. Matesanz)
 
3. Es un espacio privilegiado para el diálogo fe-cultura. 
 
No hemos de proponernos el modelo "gheto" católico en medio de la sociedad, con una cultura propia que hay que defender frente a la cultura dominante.
 
Hemos de movernos en este doble movimiento:
 
a) Inculturación: Consiste en aceptar todos los elementos humanizadores de la cultura -absolutamente todos- e integrarlos en el mensaje cristiano, para que nadie tenga la sensación de que , si se convirtiera a Cristo, se volvería ajeno a la propia cultura y a su propio pueblo. Es la invitación de Pablo: "Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable: todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuanta" (Flp. 4,8)
 
b) Evangelización de la cultura: Pero naturalmente en la cultura, como en la persona, hay también contravalores que deshumanizan por lo cual ha de ser llamada a la conversión.
 
Esta evangelización no puede ser hecha por vía de autoridad o desde afuera , sino más bien por la presencia activa de los cristianos en ella, por su testimonio, por el estímulo y la investigación.
 
Reto: A este doble movimiento le llamamos diálogo entre fe y cultura. El colegio está llamado a ser laboratorio donde se ensaya la síntesis de la fe con la cultura de hoy. 
 
Condición: El colegio católico ha de transmitir una visión cristiana explícita de todas las cuestiones culturales que integran las diferentes asignaturas o áreas. Todos los profesores -no solo unos cuantos- deben haber resuelto satisfactoriamente la integración de la fe cristiana y la cultura actual, tanto en su vida personal como en la disciplina que cultivan y explican en clase.
 
4. Es un lugar para un testimonio colectivo de la acción evangélica.
 
El colegio católico debe evangelizar ofreciendo el testimonio de un estilo de vida alternativo: la vida evangélica. Y ese testimonio debe ser colectivo.
 
 Interrogantes:
 
- ¿Qué imagen damos de la autoridad?: ¿Un honor o un servicio?
- ¿Qué imagen damos de la ley?: ¿Está por encima o al servicio del hombre?
- ¿Cuál es nuestra motivación última?: ¿La economía o el servicio?
- ¿Cuál es nuestra disponibilidad? : ¿La reglada o la generosa?
- ¿A qué demandas respondemos? : ¿Elitistas o de integración?
- ¿Cuál es el nivel de apertura? : ¿Abiertos o cerrados al pueblo?
- ¿Cómo son las relaciones laborales? Se ajustan a la justicia y a la cogestión que pide la Enseñanza Social de la Iglesia?
 
 Reto: El colegio católico , pues, ha de aparecer como una alternativa con respecto a las demás escuelas. Y no por el prurito de ser distintos, sino porque un colegio donde se vive un diálogo fecundo entre la fe y la cultura , que ofrezca un testimonio colectivo de acción evangélica, etc será, de hecho "diferente".
 
CONCLUSIÓN: 
 
No tiene sentido defender el derecho de los padres a elegir el tipo de educación que quieran para sus hijos, si, en la práctica, no estamos en condiciones de ofrecer una educación realmente distinta. Además , podemos afirmar que el colegio católico evangelizará en la medida en que sea distinto de los demás. 
 
Los indicadores sociológicos indican que , de hecho, hay diferencias apreciables -aunque no espectaculares- en la religiosidad de los jóvenes, según que hayan estudiado en colegios católicos o en colegios no católicos. Esto puede obedecer a otros factores pero no cabe duda que el colegio es uno de ellos.
 
Pero , sin duda, deberemos reconocer también, con humildad, que no siempre hacemos las cosas bien, Por eso estamos reflexionando sobre el particular ; para hacerlo mejor en lo sucesivo. 
 
(Resumen de "Evangelizar en un mundo postcristiano" de Luis González-Carvajal, (pp. 155-174) 
 
Tumbaron la vieja escuela y en su lugar , levantaron una escuela modernísima y preciosa.
Construida con ricos materiales, el lujo y la elegancia brillaron por todas partes. No le faltaba nada: laboratorios, bibliotecas, centros de orientación... Sin embargo, los alumnos. languidecían de aburrimiento y se sentían extraños, como en una jaula dorada.
 
El director no podía ocultar su desconcierto pues estaba convencido de que la antigua apatía de los alumnos se debía a las pobres condiciones de la vieja escuela y pensaba que en la nueva todo iba a cambiar.
 
Un día visitó la escuela un sabio pedagogo quien, tras escuchar la queja del director lo llevó a una estación de trenes que contaba con todos los adelantos tecnológicos y era una obra maestra arquitectónica pero tenía un único y gravísimo problema. La habían construido lejos de las vías, Por allí no pasaba ningún tren.
 
- Todo muy bonito y moderno -dijo el director-, ¿pero para qué sirve una estación lejos de los trenes?
 
¿Y para qué sirve tu nueva y lujosa escuela si sigue lejos de la vida.